Amistad, descrita en la lluvia

Publicado originalmente en 2014-09-16 en el dominio anterior -A.

Ignorar para ser ignorado

Muchas veces he oído ese “consejo” sobre ignorar a alguien más para que ese alguien te haga caso. Al paso de mis pocos años, me parece un consejo adecuado para niños de primaria, que aún viven en un mundo donde las amistades pueden ser desechables o entrañables por igual. Es decir, pueden crearse relaciones que durarán toda la vida, pero si una de esas amistades se muere, el impacto es mínimo.

Bueno, yo ya pasé de esa edad hace mucho tiempo, pero es sólo recientemente que estoy saliendo de esa mentalidad.

No es algo de lo que esté orgulloso, todo lo contrario. Pienso que ésta es una de esas lecciones que (por lo que he vivido) ya debería saber hace mucho tiempo. Ignorar activamente a alguien sólo hace que esa persona se olvide más rápido de mí.

Porque eventualmente seré olvidado. Si me baso en la información disponible, es más probable que alguien me olvide a que no lo haga. La inmensa mayoría de personas a las que he conocido me han olvidado ya.

Eso en sí no me parece nada malo, dado que seguramente yo también he olvidado a muchas personas (y si supiera quiénes, en realidad no las he olvidado, ¿cierto?). Mi problema es pensar en las personas que dicen que no me olvidarán y que quieren ser parte de mi vida de forma indefinida.

Quizá el problema es que yo pienso que “de forma indefinida” quiere decir “en un plazo de tiempo sin un fin premeditado“. Tal vez quiere decir “sin una forma definida“.

Y vaya que es una amistad sin forma. No porque las amistades deban ajustarse a un molde y que todas sean iguales, pero he observado que las Amistades crecen a su forma particular, de acuerdo a quienes las forman; que crecen como los árboles, con una forma más o menos reconocible pero diferente de todas las demás. Yo veo Amistades que crecen y crean su propia forma de una manera tan natural que casi parece espontánea.

Sin embargo, el crecimiento de una relación nunca es espontáneo. Como decía aquel actor: la espontaneidad se practica. La formación propia de una Amistad requiere un acto creador, un esfuerzo consciente, una voluntad de construir un árbol, una fortaleza, un bosque, un laberinto o una choza. Los creadores comienzan sin saber exactamente qué obtendrán al final y a veces con apenas unos puñados de materias primas. El resultado es mucho mayor que la suma de sus partes.

En mi experiencia son muchos, muchísimos, los que viven sin esta conciencia creadora. Jamás han reflexionado sobre lo que se tiene y se da por sentado: que la amistad está ahí y que seguirá estando ahí. Muere una relación y creen que llegará una más o se voltearán a ver una que no ha muerto.

Porque las relaciones y las amistades mueren, como todas las cosas vivas. Morirán eventualmente y el gran obstáculo que tienen es dejar una huella antes de morir. Impactar, hacer una diferencia perceptible.

En mi experiencia son muchos, muchísimos los que, pensando que la amistad es algo que se dará y que no morirá, le restan importancia a lo que ocurra durante su vida y abandonan amistades pensando que la naturaleza les proveerá de lo que necesitan, como si de una jungla se tratase, y una amistad sólo puede sobrevivir como una jungla si se ha construido así, con mucha diversidad y espacios que explorar para que los creadores/amigos siempre tengan algo nuevo que explorar aunque no se vean durante años.

Son ellos los que suelen usar las palabras “siempre” y “nunca” con bastante libertad, más de la que permiten estos adjetivos. Son ellos los que hacen promesas sin llevar un registro adecuado de ellas, los que empeñan su palabra sin crédito alguno.

Y son personas como yo las que, por alguna razón, le dan valor a esas palabras. Por anticuado o porque así me enseñaron, pero tiendo a creer en las personas en las que confío. ¿O es que confío en las personas a las que les creo? La cadena de causalidad está un poco confusa, pero el resultado es claro y la confianza que tengo va de la mano con creer en las palabras que otras personas me dan.

Creer en las palabras de alguien que no es consciente de ser un creador es lo mismo que aceptar un billete de un falsificador: se acepta algo que desde el inicio no tiene valor. Pero no necesariamente es una estafa, porque el estafador sabe bien que intenta engañar, quiere obtener algo a cambio de nada a través de la inocencia de su víctima.

No, creo que esto es un error por omisión. Viene de no saber el poder de las palabras y las necesidades de una Amistad. Viene de pensar que las cosas sobrevivirán por sí solas, de pensar que lo que tenemos es porque lo merecemos.

Viene de olvidarnos que a veces somos afortunados de encontrar a otra persona, alguien que nos marca la vida. Viene de pensar que eso es algo común y que volverá a ocurrir, de pensar que esa suerte es infinita y que los encuentros se dan todo el tiempo. Viene de pensar que la responsabilidad de cultivar una Amistad es siempre de alguien más, de ignorar que las palabras y acciones pueden herir, así como la omisión y el olvido pueden matar.

Conocer a alguien puede ser una coincidencia, puede ser enteramente por suerte. Podemos conocer a una persona fantástica por pura suerte, alguien a quien no merecemos encontrar. Las coincidencias pasan.

Pero aún nos falta mucho reconocer que esas coincidencias son oportunidades que hay que aprovechar. Creo que despreciarlas, ignorarlas o creer que las merecemos por cualquier mérito es un error y lleva a mucho dolor, a oportunidades que nunca se repetirán.

Es un proceso lento y no creo ser un experto en él, pero sé que tenemos que aprender, poco a poco, a reconocer que una Amistad no se da, sino que se construye. Tenemos que hacernos más humildes para construir en lugar de esperar que la naturaleza preserve la memoria. El agua y la erosión acaban con todo, pero incluso la choza más humilde es un triunfo contra el implacable paso del tiempo. Hagámoslo.

De los tipos de amistades

Hay amistades que se construyen como casas, con dos personas que un día hacen un cuarto en el que almacenan sus memorias más preciadas. Un día esas memorias no caben y deben construir otro cuarto y luego otro.

Cuando ya hay varios cuartos construidos es necesario conectarlos, unificarlos dentro de una casa con dormitorios, cocina, baños y comedor para que las memorias puedan albergar también a un guardián, un mayordomo que viva ahí y que tenga todo listo cuando lleguen los dueños a pasar el fin de semana.

Aunque los dueños se ven todos los días o casi todos los días, ellos viven fuera de la mansión que construyen y sólo la visitan de vez en cuando, porque constantemente están añadiendo nuevos cuartos.

Hay amistades como laberintos, cuando los creadores tienen un montón de ideas en forma de piedras y mortero y algunos tesoros muy preciados. Entonces los dos construyen en silencio, sin hablarse, pero con el objetivo fijo de hacer algo grandioso, algo que ninguno de los dos podría hacer por sí solo.

Los constructores ponen quizá sólo unos pocos tesoros/memorias en el centro del laberinto, porque el laberinto mismo es un tesoro, mayor que las joyas que él guarda. Los constructores ven su obra, que tiene un poco de cada uno y mucho del grupo y es familiar porque cada quien conoce los pasadizos que ha creado y a la vez es nuevo porque hay sectores enteros construidos con una piedra familiar, pero cuya disposición es un misterio completo.

El laberinto es así una mezcla, lo familiar introducido en un misterio. Los creadores no se verán a menudo, pero irán construyendo poco a poco el mapa completo del laberinto, el cual no hará más que crecer mientras los creadores sigan recorriéndolo. Tal vez nunca llegarán al centro.

Hay creadores que pisan el lodo con sus botas y sin querer transportan semillas que crecerán a muchos kilómetros de distancia de la tierra que los vio nacer. Estos creadores van haciendo auténticas selvas a medida que caminan, selvas en las que ellos mismos se pierden.

Estos creadores se encuentran una vez y es tanta la alegría de encontrar a otro explorador que pasan toda una noche intercambiando notas sobre la fauna y flora exótica que han encontrado, sobre qué plantas son buenas para comer y dónde están los nidos, las madrigueras y los ríos vírgenes. Se enseñan el uno al otro cómo hacer trampas, los riscos que hay que evitar y las observaciones sobre las estaciones del año.

Para cuando amanece, los exploradores reconocen que cada uno ha de seguir su camino, pero no se han dado cuenta que el acto de compartir sus experiencias ha hecho de las dos junglas una sola. Ahora hay segmentos que son una fusión directa de los dos mundos. Los exploradores prometen encontrarse de nuevo, pero ambos saben que no será hasta dentro de mucho tiempo. La jungla combinada sobrevivirá por sí sola y cambiará mucho en el transcurso de estos meses o años y así, cuando los exploradores vuelvan a cruzar sus caminos, tendrán otra montaña de información nueva que intercambiar.

Éstos no son los únicos tipos de amistades que hay. En mis observaciones he podido apreciar muchos tipos, sub-tipos, familias y ramas de amistades, cada una con su arquitectura y materiales únicos. Son reconocibles a una buena distancia, pero eso no quiere decir que sean todas iguales. Éstos son sólo tres modelos muy comunes, pero aún dentro de éstos hay categorías y elementos de estilo tan innumerables que sólo intentar describirlos sería una pérdida de tiempo.

Autor: Andy

The internet's miniboss. I sing, write and edit Wikipedia

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